El asesinato de Jimmy no es por desgracia el primer crimen fascista que ha contemplado Arganzuela. Tenemos otro triste ejemplo de la brutalidad e impunidad con la que opera la ultraderecha a solo unas plazas de distancia, en Legazpi, y en el recuerdo de nuestro compañero Carlos, asesinado en 2007. Y otro crimen más, con la firma de los mismos asesinos y el mismo lugar, el de Aitor Zabaleta, en 1998.
Arganzuela y su vecindario no es ajena a la realidad de una hinchada, el Frente Atlético, de ideología abiertamente neonazi, que lleva décadas campando a sus anchas por el distrito, al amparo de un estadio -y terreno de especulación urbanística, el Vicente Calderón, y de un club, el Atlético de Madrid, que han sido y son cómplices y responsables de las agresiones que este grupo comete fuera y dentro del campo.