23 nov 2014

Triunfo de lo común en la Fiesta de los Colores

El 1 de noviembre tuvo lugar en Arganzuela la Fiesta de los Colores en las orillas del río Manzanares. Una fiesta de disfraces en la que niñas y niños del barrio se fueron pasando para pintarse la cara, participar en la gymkana, hacer pompas de jabón gigantes…

En la mañana de un soleado sábado, un grupo de alegres animalillos se despertaron y al mirar por la ventana tuvieron una revelación: el barrio les pertenecía. Los parques y las plazas eran los lugares ideales para construir una vida común con sus vecinas y vecinos, donde un ocio y una cultura colaborativas son posibles, y en los que personas de todas las edades pudieran disfrutar sin sacar el monedero del bolsillo.

Esa mañana, esas personas que ponen todo su esfuerzo en destruir la ciudad se quedaron encerradas en sus oficinas y ayuntamientos. Una destrucción progresiva a través de la que pretenden cambiar nuestra naturaleza común por un individualismo egoísta, transformándonos en consumidoras de productos impuestos en lugar de crear y trabajar juntas para construir lo que necesitamos y queremos.