Colectivo

JUANA DOÑA ARGANZUELA


Falta mucho para que cambie el mundo, y yo me moriré sin verlo, pero con la idea de que cambiará. Pensar de otra manera sería reconocer que toda mi vida ha fracasado”.

(Juana Doña. El Mundo. 3 de marzo de 2002).

Arganzuela es historia viva, un barrio levantado con las manos trabajadoras de muchos pueblos que llegaron a los suburbios de Madrid con la esperanza de un futuro digno. Un barrio atravesado por las vías de ferrocarril, donde las casas se apilaban en torno al Matadero, a las fábricas y los mercados, y el transporte público apenas terminaba en Embajadores.

Hoy, nuestro distrito ha sufrido un proceso de modernización acelerado, irracional y deshumanizado, que, tras los años de ilusa bonanza, tristemente paga hoy –o mejor dicho, pagamos- las consecuencias de un desarrollo urbanístico que ha respondido a los intereses del capital y la especulación, y no a los de quienes habitamos, disfrutamos y también sufrimos el barrio.

Somos jóvenes, hemos crecido en Arganzuela, conocemos sus problemas, pero también su potencial. Somos esa generación que ya dan por perdida, que ha visto el retroceso de los derechos que sus madres y sus abuelxs conquistaron con esfuerzo y también con sangre. Por eso creemos que nuestro barrio merece una juventud organizada, combativa y dispuesta a trabajar por un barrio mejor.

Nos sobran motivos: vemos que un espacio como Matadero se ha convertido en un centro infrautilizado, donde las élites de la modernidad cultural realizan actividades absolutamente alejadas de la calle y sus intereses, blindando sus espacios a la participación popular, mientras se denuncia la carencia de bibliotecas, centros de estudio o locales de reunión.

Mientras, el Centro Social La Traba amenaza con ser desalojado, este sí, por haber proporcionado una red de cultura y ocio alternativo a Arganzuela y haber implicado a los vecinos en su proyecto.

Pero no es la única paradoja: uno de los pulmones del barrio, el Parque de la Arganzuela,  tras un lustro de obras de soterramiento de la M-30 y una inversión millonaria, se planificó a espaldas del vecindario, mostrando enromes carencias: ausencia de carril-bici, pistas de pago que nadie utiliza…

Las consecutivas concejalías del Distrito han demostrado un desapego absoluto por la identidad del barrio, más aún por sus problemas cotidianos. Desde Eva Durán, quien también ostentara el cargo en Puente de Vallecas, azote de las asociaciones vecinales, pasando por María Dolores Navarro, quien despilfarró el presupuesto en su enfermiza obsesión con la tauromaquia y las banderas gigantescas, y llegando a la actual, Carmen Flores, implicada en tramas de corrupción e irregularidades inmobiliarias, e impune a la justicia, como es norma habitual en su Partido.

Todas estas personas representan lo que no queremos en el barrio: elitismo, corrupción y conservadurismo rancio, en una suerte de cortijo corrupto que durante décadas ha trabajado duro por alejar al vecindario de su realidad, de sus derechos, de su capacidad para unirse y trabajar.

Sin embargo, nuestros referentes están muy lejos de sus despachos. Juana Doña es nuestro ejemplo: fue una luchadora antifranquista que creció en nuestras calles, que desafió a la dictadura y lo pagó con años de prisión y torturas. Hoy, una placa le recuerda a la orilla de la que fuera cárcel de Yeserías,  donde sus compañeros y compañeras, presos políticos, sufrieron la represión franquista y murieron, como murió Juana, sin que se hiciera justicia a la impunidad de sus crímenes.

La lucha de personas como Juana nunca se ha apagado. Hoy más que nunca, hacen falta todas las manos y todas las voces, y queremos sumar las nuestras en la convicción de que sólo nosotrxs seremos capaces de defender nuestros derechos, de construir alternativas, de apoyar proyectos desde abajo y sumar fuerzas en la red vecinal que trabaja en Arganzuela por un barrio sostenible, alegre y combativo.


El trabajo local es tan valioso como necesario, una juventud consciente es tan necesaria como inevitable. Por eso Juana no ha fracasado: lxs jóvenes de Arganzuela recogemos su legado con orgullo dispuestos a articular un proyecto de lucha vecinal basado en la justicia social, el poder popular y la convicción de que la revolución social pasa por los barrios y sus vecindarios. Venceremos.







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